martes, 28 de septiembre de 2010

COSAS SORPRENDENTES

** Cuando la sal se recogía en las cercanías del Mar Muerto, alguna parte de ella era buena para salar y cocinar, pero otra había perdido su sabor pero esta sal no se tiraba, sino que se almacenaba en el templo de Jerusalén y cuando las lluvias del Invierno hacían resbaladizas las superficies de mármol de los atrios del templo, se echaba sobre ellos para reducir el peligro de deslizamiento. Por ello la sal que ha perdido su sabor es hollada por los pies de los hombres (Mateo 5:13)

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